La disciplina del Feng Shui parte de la idea de que el lugar que se ocupa en el universo depende de la relación entre las energías personales y las de la naturaleza o el ambiente que rodea a cada persona.
El principal propósito del Feng Shui es mejorar la relación entre los seres humanos y su entorno, viene a ser el equivalente a la geobiología de nuestros días. La geobiología es una ciencia que estudia la relación existente entre la tierra (GEA) como calidad del espacio vital y la salud de los seres vivos que la componen o habitan «BIOS».
Se trata de encontrar un buen sitio energético para construir una vivienda o negocio. La disposición de este espacio donde la energía también llamada «Chi» pueda fluir con soltura y armonía, aportará a los ocupantes de esa casa o negocio, salud, equilibrio y prosperidad. Un lugar donde todo este seco y los animales enfermos, ya indica que el Chi que fluye no es bueno.
Pero el Feng Shui, también se ocupa del interior de los espacios. Una muy buena manera de hacer que las oportunidades empiecen a aparecer es hacer una buena limpieza de objetos. Cuantos mas objetos tengamos más desorden habrá y por tanto, mas lentamente circulará la energía, que acabará parándose y estancándose (la ley de lo semejante atrae a lo semejante). Este estancamiento tendrá repercusión negativa en el lugar del Bagua (mapa de la casa) en el que se encuentre la acumulación, repercutiendo en la salud, prosperidad, fama, relaciones, creatividad, carrera profesional, ayudas etc.
Cuantos más objetos tengamos, más energía consumiremos para mantenerlos. Tenemos que limpiarlos, guardarlos para que no se estropeen, contratar un seguro para posible daños o pérdidas. Todo ellos a costa de nuestra propia energía, desviándonos del objetivo de nuestra existencia.
Si nos deshacemos de todo aquello que ya no nos sirve, estamos tirando lastre por la borda.
Las personas que se aferran a objetos y emociones fabrican una vibración que impide la circulación del flujo de buena energía es el llamado Sha-Chi. Asociamos el objeto con una circunstancia o con una persona que nos la regaló y si esa emoción en su día no fue satisfactoria, cada vez que veamos ese objeto vibraremos en esa energía ya sea positiva o negativa.
El desorden o falta de higiene, siempre se acompañan de emociones estancadas, pero no es necesario cogerlo todo sin más y tirarlo al contenedor, hay que seleccionar y en ese proceso seguro que habrá un amigo, vecino, familiar, ONG o protectora de animales que puedan necesitar o aprovechar esos objetos.
Poner orden en nuestro espacio, aunque sea una habitación, no es algo que se nos ocurra hacer porque nos divierta, tiene que haber algún motivo, un detonante que ocurra sin esperarlo en nuestra vida, y que sirva para plantearnos un cambio de sentido en la dirección que llevábamos. Un problema en el trabajo, un despido, una enfermedad, una muerte, el fin de una relación sentimental, puede ser el comienzo de una nueva oportunidad.
Ordenar nuestro espacio es ordenar nuestra mente, disponer de más espacio para moverse implica ver las cosas con más claridad y tener otras opciones para escoger.
Pilar Moreno – Consultora Titulada en Feng Shui, Geobiología y Biohabitabilidad,